domingo, 15 de enero de 2012

A propósito de ¿Sabes que dia es hoy?

Este corto de 60 segundos presenta cuatro peculiaridades que lo diferencian del resto de mi obra. Nunca antes ni después han aparecido signos de interrogación en mis títulos. Ha sido la única vez en la que he rodado un guión ajeno. También fue la primera y última ocasión en la que un corto mío ha formado parte de un proyecto común firmado por otros nueve directores. Y por si fuera poco, nos vimos obligados a rodar nuestros cortos en un solo plano secuencia con una duración premeditada.
En el año 2000, me encontraba trabajando en el equipo del programa “Versión Española”, cuyo director, por entonces, era Santiago Tabernero. Al año siguiente, con mis peripecias ya lejos del pirulí, recibí una llamada de mis ex compañeros en la que me contaban que, haciéndose eco de una experiencia realizada en México titulada “Diminutos del calvario”, habían decidido hacer otro tanto en España. Se trataría de realizar diez cortos de un minuto para unirlos en un solo proyecto. Primero convocaron un concurso de guiones para poder seleccionar los diez finalistas. El paso siguiente fue escoger a diez directores y dejar que se repartieran entre ellos los proyectos elegidos.

Yo tuve la suerte de ser uno de esos directores, y para gran alegría mía nadie me disputó la dirección del guión que se titulaba “La cena”, y que firmaba un chico llamado Francisco Galán Robles; a quién, por cierto, no tuve el placer de conocer, y ahora, aprovecho mi blog para, si alguien lo conoce, le haga llegar saludos agradecidos de mi parte. La verdad es que el hecho de trabajar con un guión ajeno me daba bastante miedo; sobre todo, porque cabía la posibilidad de que entre esos diez textos no hubiese, al menos, uno que me hiciese tilín. Afortunadamente, el trabajo de Galán (además de ser el único que me interesaba) me sedujo bastante. Me parecía una manera muy acertada de plasmar en breves instantes el amargo desamor de una pareja, y por ello, respeté, prácticamente, toda la estructura, y el único cambio importante que hice fue el título, pues “La cena” me resultaba demasiado neutro. De todas formas, ahora, además de otra cosa que comentaré después, reconozco que “¿Sabes qué día es hoy?” tampoco es un título que me guste mucho.
Bien, ahora, que, por fin, tengo la oportunidad quiero aclarar un asunto que en su día no se explicó bien, y que, sin duda, restó un poco de mérito a los diez equipos que llevamos a cabo “Diminutos del calvario 2001”. Nuestra misión era casi imposible. Rodaríamos en 35 mm, y dado el alto coste del celuloide, sólo podíamos hacer TRES TOMAS, tres PLANOS SECUENCIAS, y por si no fuera suficiente locura, ese único plano tenía que durar 60 segundos. Y esto lo que quería decir, en este país donde se redondean todas las inexactitudes, es que el dichoso único plano tenía que durar 60 SEGUNDOS, NI UNO MÁS, NI UNO MENOS. Imagino que os será fácil suponer que es una misión muy difícil de cumplir, sobre todo, si se hace como yo, que, como buen sagitario, me envalentono con cualquier reto, y en vez de rodarlo todo en un plano fijo, se me ocurrió la pretenciosa idea de planificar un movimiento continuo de cámara que haría las delicias del Brian de Palma más desatado. (Brian de Palma dirigió, entre muchas otras, “Carrie”, “Vestida para matar”, “La furia”, “Ojos de serpiente”, “Los intocables” o la magistral “Atrapado por su pasado”, en inglés, “Carlito’s way”)

Perdonad que insista un poco más, pero como los ejemplos sirven para dejar las cosas bien claras, imaginaos que os propusiesen lo siguiente: tenéis que subir las escaleras de vuestra casa, salir a la terraza, coger la maceta con el geranio más pequeño, volver a bajar las escaleras y al llegar a la acera colocar la maceta, exactamente, encima de una equis que hay dibujada en la acera, y a continuación, volver a vuestra casa y entrar dando un portazo. Para ello, tenéis tres oportunidades, pero, al menos, en una de ellas habréis de realizar todo el ejercicio en 4 minutos y 39 segundos. Si lo lográis, ganaréis cien mil euracos, pero si fracasáis, tendréis que abonar mil eurillos para el estudio de los pies planos. Teniendo en cuenta que antes podéis ensayar unas cuantas veces…¿os atreveríais a aceptar el reto? ¿estaríais dispuestos a perder mil euros porque vuestras marcas finales han sido 4’ 38 seg, 4’41’’ y 4’42’’? Espero que este disparatado ejemplo haya servido para que comprendáis que todos los que participamos en aquella épica experiencia llevamos a cabo una hazaña, como mínimo, gloriosa.
Curiosamente, a mi me ayudó el azar, ya que, sin estar pendiente del cronómetro (lo mío era controlar la puesta en escena y el trabajo de los actores), cuando dije “corte” en la primera toma, resultó que la duración había sido, exactamente ¡60 SEGUNDOS!. Alucinado por la casualidad, y más contento que un ocho, me puse a saltar mientras decía, totalmente, de coña: “¡Soy el puto amo! ¡Besad el suelo que piso!”. Por desgracia, Martín Costa, que, además de buen chico, era el responsable del Making Off, no tuvo otra mejor idea que introducir mis dos bravuconadas en el montaje final y sin ningún contexto que las justificase como lo que realmente eran: una ocurrencia del momento de coña que estábamos viviendo. Y a causa de la irreparable contundencia del montaje final, me consta que durante una época hubo gente que, al verme pasar, comentaban: Mira, ahí va el prepotente de Alber Ponte. En fin, me temo que once años es demasiado tarde para aclarar un malentendido.
La única, e indiscutible, verdad es que todo el mérito de haber logrado hacer el tan laborioso movimiento de cámara, con sus consiguientes cambios de foco, le corresponde por entero al equipo de cámara, que estaba compuesto por Rafael Bolaños, al frente del pelotón, Julio González Rojo, David Ramos y Ariana Bonavía; un maravilloso equipo que también me brindaron su generoso talento en “Una luz encendida”, “Derechos de autor” y “El Momento Oportuno”. Les mando desde aquí, una vez más, todo mi cariño y mi más agradecido abrazo.
Ahora os diré algo que, sin duda, os sorprenderá. No quiero dejar pasar más tiempo sin reconocer públicamente que si volviese a rodar “¿Sabes qué día es hoy?” lo haría de una forma mucho más contenida. Me explico: un día, Jacobo Vázque Dodero, del que tengo el honor de ser amigo, y que es un excelente operador y director de fotografía, vio este corto y me dijo que le había decepcionado, pues estaba traicionando mis tan defendidos principios sobre el lenguaje cinematográfico. De repente, caí de la burra (gracias, Jacky) y descubrí mi pecado. Con aquella planificación visual tan laboriosa había hecho prevalecer la forma sobre el fondo. Me había preocupado más por el aspecto que por el contenido, con la consecuencia de que mucha gente, tras ver el corto, se olvidaba de la triste historia y me felicitaba por el espectacular movimiento de la cámara. Lo único bueno es que me sirvió de escarmiento (que es para lo que valen los errores), y desde entonces, cuando planifico una secuencia me cuido de no volver a tropezar en la misma piedra.
Aún así, también tengo claro que, intenciones mías aparte, este corto tiene un acabado muy notable, y si la historia conecta con el espectador es gracias al encomiable trabajo de Jesús Cabrero (un galán que el cine español está dejando pasar de largo) y Mapi Galán, que con sus ojos y el movimiento de sus manos consigue transmitir ese sentimiento verdadero del que sólo son capaces las buenos profesionales de la interpretación.
No quiero terminar sin hacer una mención al resto del equipo y a Filmart, la productora que se ocupó de llevar adelante todos los Diminutos del Calvario.
Cielos, si para comentar un corto de 60 segundos he escrito esta tonelada de palabras, sospecho que si algún día, cuando me resulte imposible rodar, se me da por escribir mi biografía no va a haber nadie que acepte el reto de leerla entera.

3 comentarios:

Sergio Pena dijo...

Tengo que reconocer que este blog eche de menos a boca de fuego, por lo menos el individuo participaba y aunque no con acierto hacía unas críticas mordaces.
Veulva usted, señor Bocafuego, vuelva ud.!!

Sergio Pena

Anónimo dijo...

Este blog no merece mi presencia, entre otras cosas porque es petulante y está poco actualizado. No necesito la simpatía de músicos mediocres, gracias, le recomiendo que se vaya a un conservatorio y se forme como es debido en vez de andar dando guitarrazos de diletante por doquier, y se lo digo sin acritud alguna.
Señor Alber siga con lo suyo que asi le va.
Atentamente
Bocafuego

Julia (no la Roberts) dijo...

Me ha encantado. Y no sólo eso, me ha emocionado. Realmente lograr despertar estas sensaciones en este brevísimo espacio de tiempo es todo un éxito.
Por cierto me encantan los guitarrazos de delitante de Alber, entre otras cosas porque pone en ello pasión como en todo lo que hace, y mucho corazón. Y todo ello, en mi opinión, sin ninguna ostentación, y sí con conocimiento, y sin dar una impresión vacua. Por tanto........la palabra detilante, tan hermosa, por cierto, creo que no corresponde en este caso.

Besos.