miércoles, 21 de diciembre de 2011

A propósito de “Abrígate bien”

La vida nos zarandea, nos cambia las cosas de sitio, se toma la libertad de dibujar nuestra hoja de ruta sin pedirnos permiso, y si no tenemos una increíble suerte no nos queda más remedio que seguir adelante haciendo de tripas corazón. Aquellos soñados planes se van difuminando como un coche que se aleja en la niebla, y si no decidimos poner un definitivo punto final, y escogemos descubrir cómo será cada nuevo día, avanzamos intentando sortear las trampas que aparecen sin avisar, y así, seguimos recorriendo el camino con la esperanza de poder llegar a dar el último paso con la convicción de que lo ganado vale más que lo perdido.

Cada año, el concurso de notodofilmfest me hace caer en la tentación de rodar una pequeña historia, un corto muy corto en el que pueda poner a prueba mi capacidad de síntesis para abordar de una forma sencilla alguno de los miles de temas que rondan en mi cabeza, y que, casi siempre, versan sobre lo vulnerable que es la condición humana, y cómo cada personita lucha con desesperación por lograr eso tan efímero y prácticamente inaccesible que se conoce como la felicidad.

Hace dos años, en la Navidad del 2010, rodé dos cortos. Uno era “Los secretos de la espalda” (divertido acercamiento a la auto represión que también podéis ver en esta web), y el otro, siguiendo mi costumbre de alternar proyectos diferentes, y casi opuestos, es “Abrígate bien”. Lo escribí durante una lluviosa tarde, y mientras lo hacía no pude evitar pensar que los dos personajes podían ser interpretados por Rodrigo de León y por mí. Rodrigo no es actor, pero lo conozco bien, ya que, además de compartir casa, es hijo de un anterior matrimonio de mi mujer, y por lo tanto, me sentí con argumentos suficientes para confiar en mi corazonada y pedirle que hiciese el papel del joven Esteban. En este caso, como podréis comprobar, mi intuición fue acertada, y Rodrigo realizó un trabajo contenido y excelente que, a todas luces, podría ser el efectuado por un profesional.
Unos días después, llamé a mi amigo-hermano Miguel Ángel Escudero, que, como siempre, me brindó su generosa ayuda; en este caso para hacerse cargo de la cámara. Nos acercamos al parque del Retiro a la hora de comer para evitar el mayor número de gente circundante; una cuestión que también fue propiciada por ser lo que se dice un frío día de invierno. En una hora y pico rodamos todo tal cual estaba planificado y nos volvimos para casa con la esperanza de que aquella pequeña cámara hubiera registrado el sonido con la calidad suficiente.
A la semana siguiente me fui a Coruña, donde dos buenos amigos me ayudaron a terminar el proyecto. (Qué sería de mí sin mis buenos amigos.) Manu Viqueira hizo un hueco en su ocupada agenda para ocuparse de la edición, y Sergio Pena tuvo la impagable paciencia para rebuscar en su talento hasta encontrar la música que yo estaba buscando, que, por si fuera poco, sólo suena unos segundos acompañando el desenlace de la historia.
“Abrígate bien” es un perfecto ejemplo de lo que para mí supone hacer cine: contar una historia en el tiempo justo y necesario. En esta triste historia, creo, humildemente, que logramos demostrar que con pocos elementos se pueden contar muchas cosas; o sea, y esta vez es innegable, menos es más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras la vida nos zarandea y se decide por dejarnos descansar o seguir adelante, fue un placer, no un honor, por la confianza depositada en mi, de hacer CINE, y comprobar tu maestría delante y detrás de la cámara, que nunca deja de sorprenderme. AMIGO-HERMANO-SAGITARIO

Sergio Pena dijo...

Un placer colaborar con este monstruo-amigo (en el buen sentido)en este proyecto tan de actualidad en los tiempos que corren.


Sergio Pena

Anónimo dijo...

¿Colaborar? ¿qué clase de música es esa? tengo que reconocer que este cortometraje me ha emocionado, justo hasta el momento en que se oye una, no sé como llamarla, ¿música?
Señor Ponte, elija mejor las colaboraciones...

Un saludo.
Boca de Fuego

Julia (no la Roberts) dijo...

Este es uno de los cortos que más me han gustado, y la música final magnífica.

Besos.