jueves, 6 de octubre de 2011

Yo no estoy copiando, señorita.

No pretendo ser un lumbreras, un listillo que mira por encima del hombro, ni, mucho menos, alguien con poderes extrasensoriales, pero quiero aprovechar este blog para comentaros mi punto de vista y mi perplejidad ante el escabroso asunto del plagio.
Para empezar, lo que más me llama la atención es que, de vez en cuando, detecto fenómenos extraños, y si los llamo “extraños” es porque siempre tiene que pasar mucho, muchísimo, tiempo hasta que escucho o leo que otras personas piensan lo mismo que yo.
Comenzaré con dos ejemplos, en este caso, musicales. Cuando era un chavalín, fui testigo (junto con el resto de España) del nacimiento del mítico grupo Tequila. Pues bien, en cuanto los vi por primera vez en la tele, al instante, les encontré bastantes similitudes con los Rolling Stones: su pinta, su ropa, sus pelos, su actitud y su caña rockanrolera con estribillos pegadizos y propensos a convertirse en fáciles himnos de juventud. Hasta aquí, todo normal, pero, la verdad, amigos, es que nadie, por entonces, me daba la razón, y tuvieron que pasar unos cuantos años para que el menda pudiese encontrar un reconocimiento “oficial” de las múltiples referencias “stonianas” de la banda de Alejo Stivel y Ariel Roth.

Ya más adelante, en “la movida”, se dieron a conocer  “Los Héroes del Silencio”, el peculiar y exitoso grupo zaragozano liderado por el “carismático” Enrique Bunbury. Confieso que no entraban dentro de mis apetencias, pero no podía evitar encontrar mucha similitud entre la voz y el estilo de Bunbury y la del legendario Raphael. Era como escuchar al que decía “yo soy aquel” tras haberse tomado un tripi que le quitaba amaneramiento y provocaba que por su boca salieran letras un pelín pretenciosas. Como era de esperar, los modernos me querían matar ante mi atrevida blasfemia; vamos, era peor que decir que Charlton Heston (rifles, aparte) es un buen actor, o que Clint Eastwood (por aquel entonces) era un director con un más que prometedor futuro. Vale, pues, una vez más, el tiempo pasó y mis sospechas se convirtieron en certezas. Sin ir más lejos, en el 2010, Raphael participó en “Hechizo”, un disco tributo a “Los Héroes del Silencio” y a Enrique Bunbury. Después, por si fuera poco, Bunbury, cuyas fotos “nunca” han recordado a Jim Morrison , ha compuesto varias canciones para el mismo Raphael.
¿Por qué, entonces, nadie me secundaba? ¿Estaba prohibido por las discográficas? ¿Sólo unos pocos somos observadores? Sinceramente, no consigo entenderlo; de la misma forma que, ahora, cuando comento que mi mujer ha descubierto el gran parecido entre Xavi, el del Barca, y Robert Downey Jr, la gente me mira como si yo estuviese loco.
En fin, pasemos ya a la razón que motiva que yo escriba todo esto. Me pregunto cuánto tiempo pasará hasta que alguien diga en público o escriba en la prensa o en una revista de cine, que “Super 8” y “Cowboys contra Aliens” tienen las dos secuencias “cumbres”, y previas al concluyente final, prácticamente, iguales. Veamos, los protagonistas de ambas pelis llegan a una cueva secreta, descubren colgadas del techo a las personas queridas que han sido abducidas por seres del espacio, tienen problemas para encender fuego (los cowboys con cerillas y los chavales de Super 8 con un mechero), y para redondear la faena, en ambas pelis los protas escapan de un extraterrestre a través de un túnel.
Pido perdón al que haya leído esto sin haberlas visto, pero qué queréis que os diga, por menos meten a gente en la cárcel. Y es que no estoy hablando de parecidos consistentes en que los protas se besan, van en coche, o a caballo, o tienen un perro marrón. No, no, yo hablo de cosas específicas nada habituales. ¿Alguien ha visto otra peli en la que pasen todas esas mismas cosas?
De todas formas, también quiero dejar bien claro que a mí me parece que, en esta ocasión, el plagio ha sido una casualidad, tan extraña como todas las coincidencias. Lo que me hace flipar en colores es…¡que nadie más lo diga! ¿Qué pasa? ¿Los críticos se reparten las pelis, y a ninguno le ha tocado, ni apetecido, ver las dos? Por favor, agradecería mucho que alguien desmintiera mis sospechas, para que así, yo no me sienta solo en el mundo y siendo objeto de un complot judeo-masónico.
Para terminar, quiero hacer referencia a otro tipo de películas en las que el presunto plagio no tiene nada ver con la casualidad. Esta vez nos quedaremos dentro de nuestras fronteras. “Los peores años de nuestra vida”, plagada de momentos que parecen extraídos de una de Woody Allen, y “La comunidad”, que alterna secuencias propias de “Delicatessen”, imágenes de “El quimérico inquilino” y puesta en escena con sello “berlanguiano”. En entrevistas a los responsables de estos dos afamados largometrajes, ante la pregunta sobre las evidentes referencias mencionadas, los entrevistados (Martínez Lázaro y Alex de la Iglesia) respondieron que esas similitudes se debían a un sincero y rendido homenaje. Tras reflexionar un poco, lamenté mucho no haberlo sabido antes, ya que así, cuando era un chaval, en aquellos momentos en que la profe me pilló copiando durante un examen, yo le hubiera contestado: “Se equivoca, yo no estoy copiando, señorita, yo le estoy haciendo un homenaje a mi inteligente compañero”.
Alber Ponte
PD – Antes, a las profes las teníamos que llamar “señorita”.                 
 Ah, y lo de Tarantino lo dejamos para otro día.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola Albert, no me pierdo ninguna de tus películas aunque no estén de moda creo que haces muy bien mantenerte fiel al estilo.La pelis de serie B deberían ser valoradas como se merecen, y los críticos tendrían que aceptar que tu talento se basa sn hacer esas cosas para las que no se necesitan grandes presupuestos.
Por cierto que tu última peli me resulta un poco confusa, los vampiros están muy conseguidos pero el idioma de los extraterrestres sería mejor subtitularlo.
Un abrazo de un fan de Toledo.

Alber Ponte dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alber Ponte dijo...

Hola, anónimo, he de decirte que me alegró leer tus palabras hasta que comentaste
la última; más que nada, porque yo nunca he hecho nada de vampiros ( ni como director, ni como guionista, ni como actor), por lo tanto, me temo que te has equivocado de persona,
y yo no soy el destinatario de tus alabanzas; una lástima.
Y por cierto, mi nombre se escribe sin t final, o sea, es Alber.
Un abrazo.

Alber Van Helsing