lunes, 27 de junio de 2011

Las locas

Entre los que nos dedicamos a esto del audiovisual, al igual que en otros gremios,  es habitual utilizar algunas abreviaturas; más que nada, para hacer entender que estamos en la pomada y que nuestra larga experiencia nos ha convertido en tipos curtidos y conocedores de todos los tejes y manejes del oficio. O sea, un síntoma más de la imperiosa necesidad de alimentar nuestro vapuleado ego.
Pues bien, a los lugares naturales (no recreados dentro de un estudio) en los que se desarrollará la historia, y por lo tanto, el rodaje, se les llama localizaciones, pero, como corresponde a la tontería arriba mencionada, solemos referirnos a ellos diciendo, simplemente, “las locas”. Y si lo pienso detenidamente esta denominación resulta de lo más acertada si nos ceñimos a lo que aparece escrito en el guión o a los temibles arrebatos creativos de los directores que se sienten capaces de inventar el cine:
Loca, loca, loca
“Necesito una iglesia neogótica que tenga dos campanarios y que esté situada a orillas del mar junto a un parque de atracciones abandonado”
En fin, sobran comentarios, pero a la gente de producción este ejemplo, posiblemente les parecería una idea de lo más LOCA.
De hecho, recuerdo una vez en que mi amigo Puga me dijo, mientras encendía un cigarrillo, y tras tres días de búsqueda infructuosa de locas, “Oye, Alber…¿por qué no buscas primero los sitios y después escribes la historia?” Aunque no le hice caso, aquella propuesta ha estado desde entonces rondando por mi cabeza.
Resumiendo, una buena localización es ese lugar que tiene personalidad,  que se adapta bien a tu historia, que no se encuentra cerca de lugares cuyas características puedan perturbar la buena marcha del rodaje (fábricas que expulsan ruidos y humos, aeropuertos, autopistas, perreras, mercados de droga, volcanes a punto de erupcionar, etc, etc…siempre, claro, que la historia no necesite, precisamente, uno de estos sitios; aún así, la mar de conflictivos),  y, si es posible, que se pueda rodar gratuitamente, o que, al menos, los derechos sean fáciles de conseguir y baratos.
Si cuando buscas localizaciones te saltas a la torera estas condiciones es que estás loco de remate.

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